A día de hoy, podemos sacar rentabilidad a nuestros ahorros de múltiples maneras. Una de ellas, es precisamente a través de un plan de ahorro compartido, en caso de que compartamos nuestra vivienda con una segunda persona, ya sea familiar, pareja o amigo cercano.
Este producto financiero tiene como principal objetivo el hecho de ahorrar, al mismo tiempo que se consigue sacar rentabilidad sobre la cantidad ya ahorrada, sin necesidad de hacer frente a gastos o costes extra. En estas cuentas, los titulares generalmente suelen ser dos, y como ya hemos mencionado, se configuran con un doble propósito: compartir gastos mientras se obtienen depósitos con un alto nivel de rentabilidad.
Esta es la ventaja de abrir un producto de ahorro con otra persona, sacar la mayor rentabilidad posible a nuestro capital. Para poder abrir una cuenta de estas determinadas características, es importante saber que los dos titulares disponen del mismo nivel de derechos y obligaciones sobre el dinero que se deposita, de forma que ninguno está por encima de nadie, ni tampoco por debajo.
La importancia del plan de ahorro
Al igual que en una cuenta conjunta el objetivo es hacer frente los gastos de manera conjunta, es decir, pagar recibos, facturas, alquileres, etc entre dos personas, en un plan de ahorro compartido existen más objetivos a tener en cuenta y se pone el punto de mira en el largo plazo, por lo que hay que tener paciencia y constancia.
De entre todas las ventajas que podemos disfrutar al adquirir un plan de ahorro compartido, la más común es los beneficios que podemos obtener si compartimos una serie de proyectos con el otro titular del plan. La gestión de las finanzas va a resultar mucho más sencilla, ya que se va a realizar desde una misma cuenta, así como la gestión de los ahorros. Por lo tanto, seremos perfectamente conscientes del dinero que se maneja y de la cantidad que se destina al ahorro.
Otra ventaja muy importante es que podremos reducir considerablemente el número de transferencias, por lo que prácticamente conseguiremos deshacernos de los tediosos gastos derivados. De esta manera, lo que conseguimos es reducir nuestros gastos y optimizar el nivel de compra realizada para poder aumentar la cantidad de dinero que ahorramos.
Por otra parte, disponen de una operativa bastante libre para cada usuario, ya que puede escogerla según mejor le convenga. Eso sí, una buena parte de ellas requieren la firma de ambos titulares para poder realizarse, como por ejemplo en la retirada de dinero, aunque es cierto que se puede configurar de tal manera que cada uno de los titulares pueda ejecutar operaciones de manera completamente libre e independiente.
Ventajas y desventajas de los planes de ahorro compartidos
Al igual que todos los productos financieros disponibles en el mercado, también dispone de una serie de desventajas que conviene conocer antes de decidir si es el producto que mejor se adapta a nuestras necesidades.
Para empezar, hay que tener en cuenta que cuando compartimos una cuenta de ahorro o corriente, si nuestro compañero de titularidad dispone de deudas, la legalidad contempla el embargo del 50% de la cuenta. También se nos considerará de igual manera por la Agencia Tributaria, ya que ésta tiende a considerar que nuestro fondo es totalmente indivisible. Esto también ocurrirá con la propia entidad con la que decidamos contratar nuestra cuenta, ya que entiende que al abrir una cuenta común, todo pasa a ser de ambos.
Otro inconveniente que hay que tener muy presente, es el criterio de gasto. Como es lógico, dos personas no siempre van a coincidir enteramente sobre todos los aspectos que tienen que ver con el dinero. Es importante hablar previamente con nuestro compañero de titularidad sobre los movimientos u operaciones que realizaremos cada mes, aunque lo que realmente tienden a aconsejar los expertos, es que es mejor tener cuentas individuales y destinar el dinero acordado a la conjunta.