Que algo se mueve en relación a los depósitos bancarios en nuestro país se puede constatar simplemente con las últimas rupturas sobre las recomendaciones a las limitaciones en los rendimientos emitidos en su momento por el Banco de España, cuando hace tan sólo unos meses era simplemente imposible encontrar una oferta de depósito emitida por una entidad de nuestro país que en un plazo de 12 o 13 meses ofreciera una retribución del 3% (algo que si ocurría con algunas entidades extranjeras que operan en España) ya son varias las entidades financieras españolas que han roto con esta barrera.
Sin embargo, y puede que sorprendiendo de manera notable, lo que debiera haber sido hasta el pasado mes de septiembre un mal año en lo que a captación de patrimonio en dirección a los depósitos se refiere, no sólo no ha sido así, sino que de hecho, si nos atenemos a los datos publicados recientemente por el propio Banco de España, vamos a encontrar picos de crecimiento notables.
Es desde luego indicativo el hecho de que a pesar a priori de contar con un lastre tan pesado como un recorte serio en lo que a retribución se refiere, máxime cuando el pasado año tras la derogación de la ley Salgado se esperaba en buena medida una vuelta a los extra tipos, en el mes de agosto el ahorro en depósitos en nuestro país se queda muy cercano a los 739.000 millones de euros, lo que de hecho, vendría a suponer un crecimiento del 6,7% con respecto al mismo mes del pasado año 2012.
¿Y cómo nos explicamos este crecimiento?
Realmente para entender el hecho de que el patrimonio del ahorro en depósitos bancarios haya crecido y alcanzado récords no sólo en el mes de agosto, si no también anteriormente en el primer semestre en los meses de mayo junio, debemos en primer lugar contextualizar una situación en la que ya desde comienzo del presente año las inversiones en instrumentos de ahorro han ido creciendo de manera sensible (y constante) en dirección a diferentes productos y herramientas.
En este punto vamos a encontrar análisis diversos, y, realmente, prácticamente en todos buena parte de razón; ya que por un lado es cierto que durante el primer semestre del año las dudas sobre la recuperación económica en buena medida el peso de las decisiones a favor del ahorro y en detrimento del gasto, mientras que por otro lado la fuga de patrimonio de instrumentos de ahorro y rentabilidad no garantizados, incrementadas sin duda tras cuestiones como el estallido de las preferentes, así como los movimientos originados en los pagarés no garantizados en dirección obviamente a los depósitos en las cuentas de ahorro, han tenido un peso notable en general en este crecimiento.
Por tanto se puede desde luego a la vista de estos datos a firmar, que la contención en las retribuciones a los depósitos bancarios recomendadas por el BdE (se supone que como medida de contención ante una supuesta nueva guerra del pasivo) no han retraído a una media de ahorrador más preocupado por la garantía sobre sus capitales que incluso por las propias retribuciones.
Sin duda el aumento de estas que ya indicábamos al comienzo del artículo puede plantear un nuevo escenario interesante para el último trimestre del año al que deberemos prestar atención.