Que cada vez se contratan menos hipotecas, es algo que no nos sorprende y que de hecho ya sabíamos. Que cada vez se venden menos viviendas, parece un hecho relacionado y tampoco nos sorprende mucho, sin embargo, puede que a más de un lector le sorprenda saber que incluso dentro de las pocas ventas de viviendas que se realizan, la financiación hipotecaria ya no es ni con mucho la preponderante a la hora de las compras.
Si atendemos a unos datos aparecidos en prensa recientemente, presentados directamente por entidades representativas del notariado en nuestro país, dentro de las compras de vivienda realizadas durante el primer semestre de este año, ni siquiera el 30% de estas compras se realizó mediante préstamos hipotecarios; o lo que es lo mismo dicho de otra manera, el 70% de los usuarios que adquirieron una vivienda en algunos meses del primer semestre del año buscaron fórmulas de pago alternativas a las hipotecas para sus compras.
Obviamente esta (mala) noticia no deja de ser un eslabón más, aunque muy representativo, de una situación en la que la solvencia resulta fundamental a la hora de plantearse una compra sí, pero ya no sólo no sirve desde el punto de vista del posicionamiento que nos ofrece a la hora de solicitar un préstamo o crédito hipotecario, de hecho, si hiciéramos una lectura tremendista de este asunto, podríamos decir que sólo compran viviendas quienes disponen del metálico suficiente o de fórmulas de financiación alternativas a las ofrecidas por la banca.
Sin duda un panorama triste desde esa óptica que pretende ser optimista, y que nos venía a decir hace tan sólo unos meses (aunque ahora Europa nos dice lo contrario) que nos encontrábamos en las posiciones de salida de una reactivación a medio plazo del mercado inmobiliario de nuestro país, una reactivación que se antoja ciertamente difícil, cuando se conceden menos hipotecas, se ofrecen hipotecas más duras en contratación, y, por lo que parece, se potencia la liquidez por encima de la financiación.
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