Lo que viene: Menos hipotecas y con menores plazos

Una de las diferencias que existen entre los países desarrollados económicamente y los del tercer mundo pasa por la solvencia de su sistema y la confianza que existe entre las partes.

España, se encuentra sin dudas dentro de los primeros, sin embargo esta crisis internacional con derivaciones todavía no muy claras, ha dejado al descubierto, que ante la inestabilidad generalizada, los espacios se acortan, y los beneficios que suponía pertenecer al primer mundo, suelen tambalear.

Frente a este panorama, una de las medidas que se avecinan, perjudicará al sector de la población con menos capital disponible, pero que sin dudas, son el motor de la economía. Todo apunta a que en poco tiempo, se terminarán las hipotecas a muy largo plazo. ¿De que se desprende semejante afirmación?

Un dato elocuente pueden ser los números publicados por el Banco de España, en los que evidencia que en el último trimestre de 2007, las entidades de crédito redujeron por primera vez en cuatro años los periodos de amortización máxima de los préstamos para la adquisición de una vivienda.

Frente al aumento en los tipos de interés, a la suba de precios y con vistas a un 2008 complicado donde se prevé que el empleo tendrá inconvenientes, ¿es estala vía correcta?

La banca y las cajas no tendrán contemplaciones, y la tendencia marca que se endurecerán las condiciones para otorgar créditos, entre ellas, los años de plazo para el pago de las hipotecas. Así, muchas familias que tenían intenciones de acceder a la vivienda propia, no podrán cumplir su sueño.

La dura realidad

Sin embargo, aunque algunas entidades contemplaban el plazo de 50 años, los españoles cumplen sus compromisos hipotecarios en 26 años, aunque últimamente se nota una tendencia a la prolongación por el incremento del precio de la vivienda y el repunte del euribor.

Pero las especulaciones sostienen que la banca ha optado por cerrar las partidas destinadas a proyectos inmobiliarios hasta que las aguas se aquieten. Desde hace unos meses se han producido restricciones, principalmente a las grandes compañías.

Mientras las familias y las empresas que necesitan de la financiación y el crédito para acceder a bienes que hoy no tienen, ven peligrar sus oportunidades, la banca intenta darle una vuelta de tuerca a sus negocios y compensar sus negocios con otros productos.Dos realidades, para un mismo problema.

via: http://www.eleconomista.es

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