Son una opción más dentro de la oferta de depósitos aunque, en este caso, la remuneración en lugar de ser en metálico, toma forma de retribución en especie. Realmente estamos ante un clásico dentro de la oferta de ahorro de las entidades financieras aunque, antaño, estos depósitos en muchas ofertas combinaban una parte de retribución en metálico con otra parte en forma de regalo. Hoy por hoy, con las rentabilidades de los depósitos tan bajas, esas combinaciones no se dan y en definitiva, el depósito en especie toma forma de producto con carácter propio.
Cuatro reglas básicas para que no te sientas engañado tras contratar un depósito
Es cierto que no se trata de un modelo para todos los ahorradores aunque, las ofertas se repiten y por tanto es obvio que existe un público para este tipo de producto de ahorro.
Los depósitos en especie
Probablemente el usuario más joven, que es el menos acostumbrado a este tipo de depósitos, no vea una gran utilidad en los depósitos en especie. Estos depósitos han variado en cierta medida los elementos de retribución, si antes por ejemplo se centraba mucho en cuestiones como grandes juegos de vajillas, o menaje de hogar, ahora, además de ofrecer estas propuestas, coquetean cada vez en mayor medida con productos tecnológicos.
Depósitos vs Cuentas Remuneradas
Elementos básicos a tener en cuenta de un depósito en especie
Realmente el usuario a la hora de tomar la decisión de si le merece la pena un depósito en especie o no tiene que tener en cuenta algunas cuestiones elementales:
- Cuál es la imposición mínima: todos estos depósitos en especie exigen un mínimo de imposición, que, lógicamente también suele coincidir con el máximo de lo aportado por el usuario ya que la retribución por mayor importe no existe habitualmente.
- Cual es el valor de mercado de la retribución: Este es otro dato básico, debemos conocer el precio de mercado de lo que se nos ofrece para realmente descubrir cuál es el porcentaje de beneficio a nuestro favor en la operación, ya que, no olvidemos, la retribución en especie es otro modelo de rentabilidad, no un sistema de regalo por imposición.
- Cual es la utilidad real de la retribución: Acercarse a un depósito en especie con una retribución que realmente no nos aporta utilidad no es tal vez una buena idea. Debemos tener en cuenta que aunque lógicamente obtendremos sobre el papel un precio mejor que el del mercado en esa retribución en especie, el margen de diferencia no es probablemente lo suficientemente amplio como para justificar una operación en la que posteriormente colocamos en venta la retribución, por tanto, de no tener un objeto o utilidad real hay que pensar mucho en hacer este tipo de operaciones.
- La revalorizacion de la retribución: Éste dato debiera ir acompañando al anterior. En ocasiones vamos a encontrar retribuciones en especie de productos u objetos de alta calidad y series limitadas que con el paso del tiempo pueden presentar efectivamente un aumento de su valor, con lo cual, también suponen un aumento de la rentabilidad.
Merecen o no la pena los depósitos en especie
Si se dieran las condiciones de interés a partir de las cuestiones anteriores, y en la comparativa entre el rendimiento de un depósito estándar al mismo plazo nos diera como resultado que la diferencia de precio de la remuneración en especie con respecto al precio de mercado, arroja un porcentaje superior en varios puntos al rendimiento en metálico del depósito estandar, la opción del depósito en especie puede estar justificada.
Este es un debate más complejo ya que va a depender mucho del tipo de ahorradorque seas. Ya hemos visto como los depósitos en especie en general han caído en cuanto a cantidad de oferta, y también, como las retribuciones ya no son las mismas que antaño.
Sin embargo, para quien está acostumbrado a las imposiciones a plazo fijo, y un análisis de la retribución en especie y su comparativa con la retribución a un plazo fijo tradicional es positivo, puede resultar atractivo acceder a este tipo de depósitos. Más aún si se enfoca desde el punto de vista del ahorro que va a suponer y no tanto como del valor que se puede obtener en el mercado por la retribución.
Si se dieran las condiciones de interés a partir de las cuestiones anteriores, y en la comparativa entre el rendimiento de un depósito estándar al mismo plazo nos diera como resultado que la diferencia de precio de la remuneración en especie con respecto al precio de mercado, arroja un porcentaje superior en varios puntos al rendimiento en metálico del depósito estandar, la opción del depósito en especie puede estar justificada.
Hay que tener en cuenta sin embargo que, a diferencia de los plazos fijos tradicionales retribuidos con dinero, en los depósitos en especie la cancelación anticipada es prácticamente imposible. Esto es así porque en muchos casos se nos propone acceder a la retribución incluso antes del vencimiento del depósito, lo que significa que romper el contrato de imposición traería consigo una penalización en forma de abono por nuestra parte de la retribución, lo cual obviamente significaría directamente perder dinero. En todo caso en algunas opciones mixtas se los puede proponer una retribución mínima, muy baja, en caso de cancelación pero no es lo habitual.
Por último, desde el punto de vista fiscal, el tratamiento es el mismo que cualquier otro tipo de depósitos, sin embargo, al tratarse de regalos podemos llegar a pensar erróneamente que estamos exentos del pago de impuestos. Esto no es así, la rentabilidad de esta retribución en especie se considera partir del valor de mercado del artículo.