Se trata de un producto financiero que tuvo una época dorada no hace muchos años, pero que sin embargo, hoy en día apenas tiene presencia en el mercado de productos hipotecarios. Vamos a saber qué fue de las hipotecas joven.
Obviamente se trata de un tipo de hipotecas que sobre el papel aún sigue vigente. De hecho, en el mercado, aún encontraremos algunas hipotecas con esta denominación, sin embargo, antaño los préstamos hipotecarios para jóvenes tenían presencia en prácticamente todos los catálogos de todas las entidades financieras, algo que hoy en día no ocurre.
Para entender un poco mejor la evolución de estas hipotecas y como afectaban a las finanzas personales de los solicitantes debemos conocer sus características.
Características de la hipoteca joven
Desde luego no todas las hipotecas joven eran iguales, pero más o menos podríamos encontrar algunas características muy similares en la oferta general.
La primera de estas características era la de la edad, la gran mayoría de hipotecas jóvenes se planteaban para personas de entre 18 y 35 años.
Otra característica importante era, como veremos más adelante, la de unos plazos de amortización elevados en comparación a otras propuestas de hipoteca. En una hipoteca joven podíamos encontrar con bastante facilidad plazos de amortización de hasta 40 años dependiendo de la edad del cliente.
También se trataba de unas hipotecas competitivas en cuanto a tipo de interés, aunque, no muy lejos de las que por entonces eran mejores hipotecas. Tengamos en cuenta que la era dorada reciente de la hipoteca joven aún dominaba el mercado el tipo de interés Euríbor +3% de media en las hipotecas tipo variable.
Otra característica era la posibilidad bastante extendida de elegir durante los primeros años la alternancia entre períodos de carencia y cotas crecientes o constantes, aunque esta característica fue reduciéndose bastante en cuanto a presencia según pasaba el tiempo y los tipos de interés disminuían.
En este post reflexionamos sobre las virtudes y defectos de las hipotecas mixtas
Para quién eran las hipotecas joven
Un error muy extendido era considerar a la hipoteca joven como un préstamo hipotecario de fácil acceso, esto no era así en absoluto, pudiera tratarse de una hipoteca con buenas condiciones para este perfil de edad, pero requería de un nivel de exigencia muy elevado.
El primer nivel de exigencia, como ya hemos dicho que era el de la edad, se trataba de una hipoteca que sólo podría comercializarse para personas de entre 18 y 34 años.
A partir de cumplir con el requisito de edad comenzaban a aparecer el resto de exigencias. En primer lugar los límites de financiación eran iguales o más bajos que los de cualquier hipoteca tradicional, salvo casos excepcionales difícilmente se superaba el 70% del valor de tasación o el precio de venta (o el más bajo de ambos) y cuando esto ocurría se realizaba bien a cambio de unos niveles de vinculación y permanencia excesivos, o bien a cambio de la contratación de préstamos personales mucho más caros. Con lo cual era necesario plantearse tener al menos el 30% del valor de la vivienda de antemano, algo no alcance de muchos jóvenes.
Por otro lado en una época de la vida en la que el trabajo estable no es precisamente una constante, para acceder a una hipoteca joven se solicitaba el máximo nivel de solvencia posible, y es casi siempre pasaba por contratos de larga duración y nóminas elevadas.
La vinculación excesiva era también otra de las constantes en una gran parte de las propuestas de hipoteca joven. Esta vinculación, asociada casi siempre a la bonificación y mejora de las condiciones generales de la hipoteca, pasaba por la contratación en batería de más productos financieros como seguros, tarjetas de crédito y débito, planes de pensiones, además de la consabida domiciliación denomina. El problema venía dado porque en muchas ocasiones los costes de los productos en paralelo eran francamente mejorables en otras ofertas del mercado, pero, la vinculación exigía contratar los ofrecidos para poder contratar la hipoteca. Con lo cual al final o bien se contrataban productos que no se deseaban o bien el conjunto de la operación no sabía cómo lo esperado. A todo esto hay que sumar que en algunos casos a la vinculación se añadía la exigencia de permanencia en los productos vinculados.
Una cuestión diferente era cuando la hipoteca joven surgía de la colaboración de una entidad pública con un banco para una campaña concreta o época concreta. Estas campañas en algunos casos si llegaban a ofrecer productos muy competitivos en ofertas muy completas y menos exigentes, ahora bien, se trataba de casos concretos y nunca de productos reglados en la oferta de catálogo de las entidades financieras.
Te mostramos en este artículo una comparativa de las mejores hipotecas del mercado
Ventajas y desventajas que ofrecían las hipotecas jóvenes
En general las ventajas que ofrecían las hipotecas jóvenes tenían que ver con las tres principales características de cualquier préstamo hipotecario:
- Se ofrecían a tipos de interés más bajos que la media del mercado, aunque con bonificaciones ligadas a vinculación en el caso de las hipotecas fuera de promociones concretas.
- Generalmente se ofrecían contratos de interés más elevados, hasta los 40 años.
- En algunos casos los límites de financiación subían hasta el 80%. Aunque esto no se daba generalmente en las hipotecas bancarias no ligadas a promociones institucionales.
Además de lo anterior estas hipotecas solían ofrecerse con un periodo de carencia inicial en torno a los dos o tres años incluso.
Desventajas de la hipoteca joven
Realmente la desventaja de la hipoteca joven también tiene que ver con la desventaja de cualquier préstamo hipotecario a la hora de contratarlo.
- En primer lugar un nivel de exigencia de condiciones financieras elevado en lo que a ingresos y estabilidad laboral se refiere, un nivel que tal vez fuera demasiado elevado para el perfil de edad más bajo contemplado dentro de este tipo de préstamos.
- Por otro lado a pesar de que en algunos casos ofrecen mayor margen de financiación que otras hipotecas, el resto de financiación necesaria para la adquisición de la casa dependía del comprador, lo cual obligaba o bien a tener dinero disponible a tal efecto o solicitar un préstamo personal para completar el producto.
- Aunque se trataba de hipotecas baratas desde el punto de vista de los tipos de interés, las comisiones hacían acto de presencia en algunos casos encarecían el producto tanto como para no hacerlo muy diferente a cualquier otra hipoteca de mercado con mayor tipo de interés pero menos comisiones.
¿Qué fue de la hipoteca joven?
Salvo algunas promociones excepcionales que hemos visto en los dos últimos años, lo cierto es que este producto prácticamente ha desaparecido del mercado.
Aún alguna entidad financiera comercializa préstamos hipotecarios bajó el epígrafe de joven, donde en un guiño a las antiguas hipotecas jóvenes, se potencia alguna característica especial, por ejemplo ampliar los plazos de amortización ligeramente o proponer períodos de carencia superiores a la media.
Sin embargo, como tal, el producto se encuentra prácticamente desaparecido. La explicación es simple, la crisis del mercado inmobiliario hizo que la firma de hipotecas fuera cayendo en picado hasta mínimos históricos. En este contexto las entidades financieras apostaban y siguen haciéndolo por reducir el número de productos, y centrarse en hipotecas férreas en cuanto a control de acceso, y condiciones de pago, con una tendencia clara a reducir los plazos de amortización y a basar las bonificaciones no tanto en perfiles concretos si no en los grados de vinculación.
Por tanto, como producto, aunque puede que en el futuro resurja, la hipoteca joven de momento es un rara avis en el mercado hipotecario español.