Se terminan las vacaciones y algunos se arrepienten de tener su dinero retenido en depósitos bancarios que no les permiten disponer de sus ahorros ante los gastos de Septiembre. La falta de liquidez cuando se tiene solvencia se suele llevar mal, especialmente en épocas en las que se gasta más dinero de lo habitual. La solución que a muchos se les ocurre es cancelar sus depósitos para poder disponer de su dinero.
Con la subida del IPC, aquellos que mantienen su puesto de trabajo ven su poder adquisitivo disminuido y muchos de los que contaban con su sueldo, se ven parados y sin recibir ingresos. Por estas y otras razones, muchas personas se han dado cuenta de que habían planeado reservar unos ahorros para las vacaciones y que a día de hoy, no han podido cumplir sus planes.
Algunos de los que tienen sus ahorros invertidos en depósitos bancarios, se plantean cancelarlos para hacer frente a este gasto o a otros muchos como puede ser el pago de una multa inesperada o una avería del coche.
Cómo cancelar un depósito bancario
El trámite en sí es sencillo. El cliente ha de ponerse en contacto con el banco, ya sea en persona como por teléfono o incluso via Internet si el banco lo permite, y solicitar la cancelación anticipada.
La cancelación anticipada, casi siempre acarrea gastos, de los que hablaremos a continuación. Se puede pedir a la entidad que no explique con claridad qué costes va a acarrear y tomar la decisión.
Es importante también saber que hay algunos depósitos que no permiten la cancelación anticipada.
Qué implica la cancelación anticipada
Cancelar un depósito siempre significa gastos. Si el depósito contratado tiene comisiones de cancelación, se cobrará un porcentaje del mismo. Si no las tiene, nos ahorraremos ese coste pero hay un gasto con el que se debe contar siempre en estos casos: la pérdida de rentabilidad.
Si se esperaba que el depósito nos diera una rentabilidad de 100 euros en 6 meses, ha de tenerse en cuenta que si se cancela a los 4 meses, se perderá una importante parte de la rentabilidad, lo que se contabilizaría como un gasto.