Guardar dinero en el banco o en casa

Hay motivos más que razonables por los que en los últimos años son muchas las personas que han considerado que su dinero está mejor en casa que en el banco. Sin embargo, antes de tomar una decisión tan importante sería interesante reflexionar algo más a fondo sobre esta cuestión.

guardar dinero en casa

La opinión del ciudadano de a pie sobre la banca se ha deteriorado en la última década de manera espectacular. Nuestros niveles de confianza en los bancos, aunque se han recuperado ligeramente en los dos últimos años, siguen en mínimos históricos. Este hecho sería ya por sí solo probablemente una buena explicación al porqué muchas personas confían para sus finanzas personales o bien en guardar el dinero en casa o en buscar soluciones alternativas a la banca.

Pero es que hay más. Si repasamos el interés de los productos garantizados en los últimos años, y vemos cómo las únicas posibilidades de obtener rentabilidades ligeramente atractivas pasan por productos de inversión con riesgo para el capital aportado, entendemos también que para el ahorrador conservador, poco amigo de exponer su dinero, la opción de guardar el dinero bajo el colchón cobre una dimensión interesante.

El dinero en casa una cuestión muy personal

Hay que tener claro, en primer lugar, que estamos ante una cuestión en la que va a ser difícil conciliar todas las sensibilidades. Hay personas para las que guardar el dinero en casa es en todo momento más efectivo por cuanto poseen un control directo sobre su dinero, no lo exponen al riesgo de la inversión, y tampoco confían en el banco como garante y custodia de sus ahorros.

Para otras personas es más simple, ya que el dinero en el banco tanto las cuentas de ahorro como en los depositos o productos sin riesgo apenas produce rentabilidad, prefieren tenerlo a mano para manejar sus gastos, pagos y finanzas de manera más sencilla.

Sin embargo, hay otro grupo de personas que consideran que tener el dinero guardado en casa no es en absoluto una buena idea y que de hecho puede llegar a ser una idea muy mala, tanto desde el punto de vista de la seguridad como desde el punto de vista financiero.

Hay que partir de una realidad que a veces se nos olvida. Dentro del análisis de las finanzas de los usuarios de a pie tendemos a considerar ya de manera automática el binomio ahorro/rentabilidad y esto no es necesariamente así. El concepto básico del ahorro es aquel en el que apartamos dinero para el futuro, dinero que dejamos de gastar en el presente y con el que pretendemos poder asumir otros gastos por necesidades en el futuro.

La concepción de obtener una rentabilidad sobre se dinero es relativamente moderna, esto hace que necesitemos realmente hacer una revisión a fondo de nuestros conceptos ya que, comparativamente, si una opción nos proporciona una rentabilidad y otra opción no nos proporciona esa rentabilidad, elegir la segunda opción nos hace perder dinero. Por tanto también tenemos que tener la corriente de aquellas personas que consideran que en la actualidad no obtener algún tipo de beneficio por nuestro dinero ahorrado es inmovilizar el dinero y no ahorrar.

Más adelante nos detendremos en la importancia actual de los índices de precios consumo y la evolución de los mismos respecto a nuestro dinero ahorrado, sin embargo, antes vamos a exponer algunas ideas por las que guardar el dinero en casa no es tan buena idea.

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DINERO EN CASA

La seguridad

La seguridad es un elemento clave a tener en cuenta cuando guardamos dinero en casa. A pesar de las medidas de seguridad cada vez más potentes y las nuevas tecnologías aplicadas a la protección del hogar, lo cierto es que desde el punto de vista de la seguridad sobre agresiones externas la diferencia entre guardar dinero en casa y hacerlo en una entidad bancaria no tiene comparación. Básicamente porque en caso de robo la entidad financiera debe responder por nuestro dinero, mientras que en el caso de un robo en el hogar para poder obtener una compensación sobre el mismo deberíamos abonar una elevadísima cuota de seguro sobre el continente que contemplara las cantidades de dinero que poseemos, eso si el seguro nos ofrece cobertura, que no siempre lo hacen.

A mayor cantidad de dinero mayor coste de la póliza e incluso mayor dificultad en asegurar ciertas cantidades vamos a tener.

A todo lo anterior hay que sumar los riesgos que el hogar puede correr como por ejemplo humedades, afecciones por desastres naturales, incendios, todos ellos pueden estar cubiertos por el seguro de hogar pero difícilmente estos seguros van a cubrir nuestro dinero retenido en casa. Por tanto la exposición es elevada.

Hay que pensar que la pérdida de este dinero supone la pérdida de capacidad financiera automática, y lo que es peor, no tener la oportunidad de recuperarlo ni de tener indemnizaciones justas en relación a lo perdido.

Por supuesto prácticamente que tener en cuenta cuestiones como los posibles procesos de incapacidad, el fallecimiento o situaciones incapacitantes que puede dejar en el olvido la ubicación exacta del dinero acumulado en el hogar. Esto puede significar directamente no comunicar a nuestros herederos de manera directa donde está dicho dinero. Es cierto que esto se puede arreglar a través de una cita expresa realizada del testamento, pero sin duda no deja de ser otro elemento negativo a tener en cuenta.

La inflación

Junto a la seguridad sin duda esta es la clave básica a tener en cuenta. La inflación es, a modo de resumen, la subida de precios de los bienes y servicios que consumimos durante un periodo de tiempo determinado, habitualmente está subida de precios se calcula anualmente.

Obviamente el valor de las cosas aumenta con el paso del tiempo, si comparamos el valor de los bienes de consumo habituales con respecto a los de hace una década seremos conscientes de este hecho. Esto es incluso independiente del momento histórico en que vivimos. En este caso hemos atravesado una época de desinflación o incluso podríamos decir de deflación en la que los índices han sido muy bajos, pero, dentro de un ciclo normal de economía más o menos estable los niveles de inflación rondan entre el 1,5% y el 2,5% anual. Cuando tratamos de sacar rentabilidad al ahorro buscamos como mínimo pelear contra estos porcentajes de crecimiento del gasto. Por tanto, como punto de partida, si el dinero esté inmovilizado nunca va a poder optar a obtener estos porcentajes, y se puede considerar perfectamente que pierde valor.

En un plazo corto esto puede notarse mucho, pero en un plazo medio y a largo plazo la pérdida de valor puede ser realmente importante.

En el otro extremo está la realidad de los productos de ahorro garantizados. El rendimiento de estos productos, los que no exponen el capital aportado, es realmente bajo en la actualidad, y por bajo los referimos a un 400% menos de media de lo que rentaban hace tan sólo cinco o seis años. Sin embargo, ante la duda, estaríamos ante la opción de obtener una rentabilidad, por ejemplo, del 0,10% anual a no obtener absolutamente ninguna rentabilidad.

AHORRAR DINERO

Hacienda puede ser otro problema

Un problema no menor puede ser el que resulte de la inmovilización del dinero y su posterior movilización años después cara a hacienda. Haber tenido una cantidad grande de dinero inmovilizado en casa y de repente realizar una gran compra metálico puede perfectamente suponer la justificación de la procedencia del dinero.

Si no poseemos justificantes o documentos sobre la procedencia lícita de dinero es posible que estos apliquen sanciones que pueden ser muy elevadas. Obviamente estamos ante un caso extremo, pero ojo un caso extremo y muy realista ya que se enlaza de manera directa con el control de dinero en metálico para evitar el blanqueo de dinero.

En relación al ahorro las viejas costumbres vuelven a tener mucho peso en nuestra manera de entender las finanzas personales. Cada vez vemos con mejores ojos no colocar nuestras cantidades de dinero de reserva en los bancos y buscar alternativas a la ubicación de nuestros colchones de reserva.

Obviamente lo más inmediato puede parecer mantener el dinero la propia vivienda, esto otorga una inmediatez lo comparable a nada pero también unos riesgos que ya hemos visto anteriormente.

El dinero que pierde dinero

Este debe ser el eje central en el que debemos pensar a la hora de decidir si guardamos dinero en casa o no y este pensamiento debe ser más abierto que el debate dinero en casa o dinero en el banco, ya que existen opciones que no son ni lo uno ni lo otro.

Hay que buscar que el ahorro resulte rentable. Esto está fuera de duda, la búsqueda de la rentabilidad no tiene que ser necesariamente a través del banco, esto también debe quedar fuera de duda.

A pesar de que la pérdida de valor del dinero inmovilizado hoy en día no es comparable a lo que podría suponer hace 10 años con los tipos de interés disparados, nunca debemos olvidar que nuestro dinero parado pierde valor con el tiempo.

En este sentido es importante decidir aquello que más acorde resulte con nuestra personalidad y manera de entender el control de las finanzas. Puede ser la búsqueda de valores refugio tradicionales como materias primas como el oro o la plata, puede ser inversiones más sofisticadas como puede ser el arte o las joyas, puede ser la inversión inmobiliaria en un momento en el que parece que vuelve a repuntar poco a poco el precio…

Por supuesto, para aquellos más arriesgados existe la opción de las inversiones directas, apostar por las nuevas monedas tecnológicas o criptomonedas, o directamente lanzarse al mercado de valores a través de las cada vez más presentes plataformas de inversión directa en Internet. Por supuesto los nuevos modelos de inversión colectiva e inversión social resultan muy interesantes y a tener en cuenta cuestiones como el Crowdlending puede ser sin duda una alternativa muy interesante a la inmovilización del dinero

En definitiva se trata de movilizar nuestro dinero de la mejor manera posible y lo más adecuado a nuestro carácter y forma de entender las finanzas personales.

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